lunes, 7 de junio de 2010

Partidos y voto en blanco

El avance del Partido Popular en la Comunidad Valenciana y el correlativo desgaste del PSPV-PSOE, según todas las encuestas, difuminan un fenómeno creciente en toda España: el paulatino aumento del voto en blanco, es decir, el de los electores activamente descontentos. De constituirse como tal, el del voto en blanco sería nuestro tercer partido, por encima de Esquerra Unida y Bloc.

El asunto no es para tomárselo a broma.

Claro que a los dos grandes partidos lo único que les interesa es el poder, por encima de cualquier otra consideración. Y los medios de comunicación, además, contribuimos ingenuamente a fomentar el bipartidismo excluyente: hasta en uno de los escasos espacios que invitan a militantes del partido de Rosa Díez, su director, gran profesional, olvidó el otro día el nombre del dirigente autonómico de UPyD: Romain Muzzati.

Si ya resulta difícil, de por sí, intentar crear una nueva fuerza política, ya me dirán cómo hacerlo en un sistema endogámico que sólo subvenciona generosamente a los partidos ya consolidados y a los obsecuentes sindicatos mayoritarios. Por esa razón, la propuesta formulada la pasada semana por Mariano Rajoy de reducir dichas subvenciones fue hecha a sabiendas de que jamás llegaría a prosperar.

Y es que el de político comienza a ser un oficio casi al margen de la realidad. Cada vez son más los dirigentes que, como bien ejemplifica Leire Pajín —y, con ella, gran parte de los jóvenes diputados y alcaldes de nuestra Comunidad—, no tienen ninguna formación académica ni profesional ni han ejercido jamás trabajo alguno aparte de la política.

Por eso mismo, los cargos políticos saben perfectamente que fuera de su partido respectivo sólo les queda la soledad y el vacío y, en consecuencia, se esfuerzan disciplinadamente en repetir como loros eslóganes y argumentos en los que muchas veces no creen. Así se garantizan tener un puesto en esas ominosas listas cerradas que los ciudadanos no podemos modificar y cuando les llega el relevo encuentran acomodo bien remunerado en una de las miles de empresas públicas, entes autónomos, fundaciones y demás entidades en las que enchufar a los paniaguados.

Además, ¿son precisos tantos políticos de oficio?

La actual y precipitada poda de cargos y de sueldos a causa de la crisis económica evidencia su exceso improductivo anterior en la nómina de las administraciones públicas. ¿Precisamos de verdad 99 diputados autonómicos cuando esta misma semana la sede de Las Corts ha estado más vacía que el bolsillo de la mayoría de los ciudadanos?

Y es que a los políticos les encanta estar en cualquier parte menos en su puesto de trabajo y hacerlo, por otra parte, a costa de los contribuyentes. Por ejemplo: ¿tan necesaria ha sido la presencia de la alcaldesa de Orihuela, Mónica Lorente, y de otros tres ediles en un viaje de nueve días por Nicaragua y Panamá en vez de hallarse en sus ayuntamientos respectivos?

Ninguno de ellos, por suerte, ha llegado a hacer lo del alcalde de Sevilla, Sánchez Monteseirín, de mandar su coche, chofer y escolta a Barcelona, para que el vehículo lo recogiese al bajar él del avión. Pero sí que hay otros derroches que la impunidad con la que han venido actuando muchos políticos no ha permitido desvelar hasta ahora.

¡Y aún hay quien se asombra luego del desencanto ciudadano, de la creciente abstención electoral y de la lógica política del voto en blanco!

1 comentario:

  1. El voto de los electores activamente descontentos no puede ser jamás en blanco, eso es una confusión muy extendida y que yo también tuve hasta que alguien me lo aclaró.

    Resulta que el voto en blanco no es nulo, se recuenta y se reparte entre los partidos que saquen representación.

    O sea, tu voto en blanco irá a parar -lo más probable- al PSOE o al PP. Quizás a UPyD.

    Lo mejor es, si no quieres votar a un partido, no ir a votar o escribir algunas guarrada en la papeleta o un LADRONES, por ejemplo.
    Entonces sí que es nula. NO cuenta. Nadie se quedará con tu voto.
    Saludos.

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