Por si no supiéramos que estamos en cueros, el Gobierno
presenta unos Presupuestos en los que la subida de impuestos se la come entera
el pago de nuestra deuda. Eso, en el mejor de los casos. Y es que con la prima
de riesgo manteniéndose por encima de los 450 puntos no hay quien aguante.
Acaba así una semana patética para la imagen de España,
con miles de indignados intentando tomar el Congreso de los Diputados contra la
oposición de unos esforzados cuerpos policiales. Todo ello, ante la atenta
mirada de las cámaras que difunden esas escenas por el ancho mundo.
Bueno: lo de España también es otro decir, porque el
Parlament de Catalunya acaba de aprobar por abrumadora mayoría una consulta
popular en pro de la secesión de ese territorio.
Nada de todo eso parece perturbar demasiado a nuestra
enquistada casta política, fiel a sus hábitos de defender por encima de todo
sus propios intereses. Parlamentos autonómicos, como el valenciano, han
practicado esta semana el ritual debate autonómico anual con los mismos argumentos
de siempre del Gobierno y de la oposición, preocupados, eso sí, de que no les
reduzcan sus lucrativas canonjías.
En Madrid, por su parte, en el Congreso sitiado, sus
señorías han escenificado la inanidad de la comisión sobre los ERE de Andalucía
con las inútiles comparecencias de Chaves
y Griñán.
Y es que aquí, en el fondo, no debe estar sucediendo nada
de nada, como lo evidencia Rajoy
fumándose un puro en las calles de Nueva York, adonde ha ido, a falta de
asuntos de mayor enjundia, a recordarles a los británicos el tema de Gibraltar.
Vivir para ver.