Algunos
consideran excesivo el revuelo montado por el lanzamiento de un plátano al
futbolista de color Dani Alves en
Villarreal. Para ellos, las innegables connotaciones racistas de ese gesto sólo
son una minucia.
En
otros países, en cambio, escarmentados por la virulencia de los conflictos
raciales, no hay disculpa que valga. Lo acaba de comprobar en sus carnes el
dueño del equipo de baloncesto Clippers, de Los Ángeles, integrado casi en su
totalidad por jugadores negros. “Puedes acostarte con ellos… —ironizó con su
pareja, blanca, como él—, pero te pido que no los traigas a mis partidos”.
La
frasecita de marras le ha costado a su autor la prohibición de asistir de por
vida a cualquier campo de la NBA y la obligación de desprenderse de su equipo
de baloncesto. Ya ven.
Es
que en los Estados Unidos no se permite ni una broma en los asuntos de
discriminación racial y debido a ello han sido sancionados con dureza
deportistas, empresarios, políticos y periodistas.
Poco
después de las revueltas callejeras tras el apaleamiento policial a Richard King, unos directivos de Texaco
hicieron unos comentarios privados que denigraban a sus trabajadores
afroamericanos. Al conocerse el hecho, comenzó un boicot ciudadano a la
compañía y, para pararlo, ésta debió indemnizar a sus empleados de color con
132 millones de euros. A Coca-Cola le pasó algo parecido por la discriminación
histórica de su personal de color y debió enmendarla soltando 228 millones.
Los
países que han sufrido revueltas raciales —como Estados Unidos, Inglaterra y
otros— son, pues, mucho más sensibles al tema que nosotros, que hasta tenemos
un idioma plagado de expresiones xenófobas, las cuales usamos sin ningún
miramiento. Se trata, por consiguiente, de dos reacciones distintas ante el
mismo fenómeno. Entre otras razones, porque la exacerbación del racismo fuera
de nuestras fronteras ha llevado a masacres étnicas tan terribles como el
Holocausto.
Tras
estas consideraciones, mantener que el lanzamiento del plátano dichoso sólo es
una minucia resulta una temeridad irresponsable y hasta una cobarde ofensa a
gran parte de la humanidad.