Aunque diga otra cosa
Mariano Rajoy, el alivio financiero
proporcionado por la UE a España e Italia no nos va a salir gratis.
Ésa es la única certidumbre en un mundo económico en el que ningún gurú sabe lo que pasa. Prestigiosos Premios Nobel, como Paul Krugman, Joseph Stiglitz, Finn Kydland o Thomas Sargent no sólo no coinciden en el diagnóstico ni en la terapia de la crisis económica, sino que sus análisis suelen ser contradictorios unos con otros.
En cualquier caso, bienvenido sea por fin el parche crediticio concedido a los bancos y que no gravará aún más a la deuda pública y al maltrecho déficit del Estado español.
Lo cierto, sin embargo, es que las instituciones europeas saben ya que España no cumplirá el objetivo del déficit para 2012, fijado en el 3,5%, cuando en los cinco primeros meses del año está ya en el 3,4%. Sólo los desmesurados intereses de la deuda pública y la cuantía de los fondos para paliar el galopante desempleo suponen un agujero imposible de tapar.
Por eso, a pesar de sus buenas palabras, ni Angela Merkel, ni Mario Draghi ni Herman Van Rompuy creen que Mariano Rajoy sea capaz de controlar las cuentas públicas. Consideran que no ha realizado suficientes ajustes efectivos para conseguirlo y, creen, sobre todo, que muchas Comunidades Autónomas se pasan los planes de austeridad por el forro.
Así que, en lo
sucesivo, quiérase o no, nuestros Presupuestos van a ser intervenidos por las
autoridades comunitarias.
En anticipación a
semejante suceso, sólo una Comunidad Autónoma, Cataluña, ha efectuado unos
ajustes económicos de caballo. En todo, claro, menos en la promoción del país i de la llengua. Con ello, Artur Mas pretende mostrar a la UE la
sobria autosuficiencia de una nación similar a Dinamarca, capaz desde una
próxima y deseada independencia de cumplir con los objetivos europeos mejor que
dentro de España.
Al tanto, pues, de lo
que está ocurriendo ante nuestras mismísimas narices sin que nos demos cuenta.
¿Y qué pasa mientras
tanto en la Comunidad Valenciana? Pues sucede que Alberto Fabra deja pasar el tiempo en espera de que Madrid
encuentre bajo las piedras dinero con el que solucionar nuestros problemas. En
el ínterin, la reforma de la administración autonómica avanza al tran tran y
grandes problemas, como RTVV, se vienen posponiendo desde hace años. Cada mes
que pasa, la corporación de Canal Nou nos cuesta a los contribuyentes tres
millones, mientras que el ERE previsto no saldrá por menos de otros 30.
¿De dónde se obtendrá
ese dinero imprescindible? ¿Cómo se atenderá el pago de las otras facturas
pendientes? ¿Y de la deuda ya vencida?
Como nada sale
gratis, aunque no se produzca ninguna reforma constitucional al respecto, al
igual que las cuentas de España estarán intervenidas por Bruselas, también lo
estarán las de nuestra Comunidad.
En esta hora de
buscar culpables de nuestros males, otro que va a salir malparado es Francisco Camps. Pese a su absolución
judicial, políticamente es un árbol caído del que todo el mundo va a hacer leña
ante los sucesos judiciales que vienen, desde el caso Urdangarín hasta la
posible financiación irregular del PP. Gentes tan conspicuas como González Pons y Alfonso Grau ya han anticipado que los convenios con el yerno del
Rey los decidía el ex presidente de la Generalitat.
Y es que, una vez
más, nada, lo que se dice nada, le sale gratis a nadie.