domingo, 30 de mayo de 2010

El uso de las lenguas

Mi primo norteamericano Michael ha perdido su lengua castellana materna y no se siente por ello más incomunicado con su entorno ni con el mundo en general.

Por eso, creo modestísimamente que la desaparición de remotos idiomas en la Polinesia o en el Asia central no supone una mutilación irreversible de la cultura universal, como pregonan algunos, sino solamente una modificación de los instrumentos de comunicación humana. Nada más. Lo mismo opina Rick, mi profesor de inglés, nada apenado el hombre por ignorar la lengua noruega de sus ancestros que emigraron a Estados Unidos.

Es que los idiomas evolucionan y las personas también. No olvidemos que algunos de los mejores escritores en lengua inglesa nacieron en Irlanda: James Joyce, Oscar Wilde, Bernard Shaw,… sin que eso desdiga de su exquisita escritura. Por otra parte, dos de los más excelsos poetas franceses de finales del siglo pasado han sido el martiniqués Aimé Césaire y el senegalés Léopold Sédar Senghor.

El idioma, en realidad, cualquier idioma, es la patria que acaba escogiendo el ser humano para realizarse en plenitud. Lo han hecho escritores de todos los tiempos y lugares. Samuel Beckett abandonó el inglés por el francés, lo mismo que hicieron con sus lenguas respectivas el dramaturgo rumano Eugène Ionesco o el español Agustín Gómez Arcos, pongo por caso. Otros rumanos, en cambio, como Vintilia Horia o Valentín Popescu, se pasaron al castellano.

Ninguno de esos autores, ni muchos otros, hicieron de la lengua un casus belli sino que creyeron que los idiomas son un territorio universal y libre al alcance de cualquiera que los ame.

sábado, 29 de mayo de 2010

¡Que no nos falte de ná!

Cuando llegó a la presidencia, Rodríguez Zapatero debió pensar que tomaba posesión de los Estados Unidos y echó la casa por la ventana, regalando a propios y ajenos prestaciones, ayudas, beneficios y subvenciones a tutiplén. No fue el único: casi todos nuestros dirigentes autonómicos han viajado por el mundo abriendo delegaciones y promocionando su región como si fuese un Estado independiente de España.

Claro que los ciudadanos tenemos los políticos que nos merecemos. También nosotros nos hemos creído los más ricos del mundo y durante demasiado tiempo hemos simultaneado la hipoteca de dos casas, nos hemos hecho la liposucción a crédito y hemos pedido préstamos hasta para veranear en las islas Seychelles. O sea, que no podemos criticar a los demás por aquello que hemos practicado nosotros mismos.
Ahora, ya lo sabemos, ha venido Paco con las rebajas en forma de crisis económica, con su secuelas de desempleo, recorte de salarios, rebaja de prestaciones sociales y un largo etcétera de privaciones varias.
Pero, por supuesto, la cosa no afecta a todo el mundo por igual. Por ejemplo, ningún Parlamento, ya sea nacional o autonómico, ha reducido su plantilla ni recortado significativamente el sueldo de sus diputados. La situación tampoco ha repercutido, al parecer, en los altos ejecutivos empresariales, por mucho que algunas de sus compañías arrojen pérdidas espectaculares gracias a su nefasta gestión. Esta misma semana tenemos la contratación de José Mourinho como entrenador del Real Madrid por 10 millones de euros anuales. ¿Resulta comprensible semejante dispendio?
Lo paradójico es que muchos medios de comunicación no pueden criticar este estado de cosas ya que sus empresas son las primeras en practicar esa doble moral. Tenemos, por ejemplo, el caso de un grupo radiofónico que, mientras reduce sueldos y plantilla, lleva a Londres a todo un programa, con colaboradores incluidos, para cubrir desde allí las elecciones británicas. Otro hace lo propio desde la misma Expo de Shangai.

Y lo más penoso de todo lo que sucede es que nadie, absolutamente nadie, se rasga las vestiduras por ello.

lunes, 24 de mayo de 2010

Ceremonia de autobombo

“Todos los partidos políticos prefieren mirarse el ombligo que hacerlo a los ojos de los ciudadanos”, me dice un militante del PP crítico con el aparato de su partido. “Y el mío en eso no es ninguna excepción, sino que lo practica hasta el exceso”.

La frase fue pronunciada antes de haberse convocado la ceremonia de autobombo celebrada ayer en el Palacio de Congresos, escenario más modesto y de menor aforo que la Plaza de Toros, espacio habitual de otras celebraciones. Aun así, el repiqueteo de teléfonos, la avalancha de SMS y el uso masivo de las redes cibernéticas fue constante: hasta un servidor recibió vía Facebook, sin comerlo ni beberlo, invitaciones para asistir al acto. Al final, los 2.000 cargos del PP cuyo futuro depende de la decisión del partido acudieron presurosos a arropar a Francisco Camps y garantizar su propia supervivencia.

El motivo del evento —conmemorar los tres años del actual gobierno popular— y hasta su eslogan —“nosotros cumplimos”— eran irrelevantes, porque su único objetivo consistía en reforzar el liderazgo de Camps y asegurar su candidatura para los próximas elecciones, presionando con él al dubitativo entorno de Mariano Rajoy.

No otra cosa mostraron las expresiones sembradas a lo largo de la semana por el presidente del Consell: “Soy atacado porque no hay forma de ganarme”, “seguiré hasta el final”, “si creen en la democracia —los socialistas— que ganen las elecciones en las urnas”…

Esta imbricación de lo judicial con lo político y esta absoluta identificación del personaje con el partido pretenden blindar a Camps ante cualquier eventualidad y contrastan con la actitud de otros homólogos suyos, como el castellano y leonés Juan Vicente Herrera, que duda si seguir o no en su cargo sin que ningún asunto procesal perturbe su despejado horizonte político.

Y es que el escándalo Gürtel —que sí existe a nivel nacional, aun en la hipótesis de la prístina inocencia de Paco Camps— resulta motivo más que suficiente a juicio de muchos dirigentes del PP para apartar al presidente de la Comunidad de su cargo. Durante la República, el famoso tema del estraperlo acabó con la vida política de Alejandro Lerroux, aunque él tampoco se enriqueciese con ningún soborno. En la democracia, el caso Sóller, más tarde archivado por la justicia, le costó su puesto al presidente balear Gabriel Cañellas; y un pleito laboral del que resultó absuelto hizo dimitir al de Castilla y León, Demetrio Madrid. Ambos dos han podido seguir luego su vida profesional como si tal cosa.

Claro que todos los casos son diferentes. Pero manifiestan un doble denominador común: por una parte, que la culpabilidad judicial no tiene nada que ver con la responsabilidad política y, por otra, que las personas pasan pero las instituciones, por fortuna, siempre les sobreviven.

Normalmente, a los políticos, a casi todos, les cuesta darse cuenta de ese principio, con escasas excepciones como las de Felipe González o José María Aznar, entre otras razones, porque suelen estar presos de un entorno de halagadores que, como los falsos espejos, suelen devolverles una imagen hermoseada de ellos mismos. Sucede como en el cuento de El emperador desnudo, con el que en estas mismas páginas ironizó brillantemente sobre el caso Gürtel Xavier Borrás: nadie se atreve a reconocer lo evidente, por miedo a ser tachado de malvado o de estúpido.

Sin embargo, el miembro de PP al que aludía al principio argumenta: “A Camps le vendrá bien esa defensa numantina, pero al partido fuera de la Comunidad Valenciana le está haciendo polvo”.

domingo, 23 de mayo de 2010

América Latina no existe

La ignorancia de Europa, España incluida, sobre América Latina lleva a considerarla un subcontinente homogéneo. Y, claro, así nos va luego en nuestra errática política exterior.
La verdad es que nada tienen que ver cultos países europeizados, como Argentina, Chile y Uruguay, con sus indigenistas vecinos de Bolivia, Paraguay y Ecuador. Más distancia, y no sólo geográfica, existe entre la irreparable miseria de Haití y la emergencia de Brasil como gran potencia mundial.
Las diferencias, incluso, han llevado a antagonismos, sin necesidad de remontarnos a la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay o a la más reciente del Guerra del Fútbol entre Honduras y El Salvador. Perú y Ecuador, por ejemplo han litigado durante dos siglos por un territorio fronterizo equivalente a media España. Argentina, aun sin haber cerrado del todo sus heridas con Chile por el apoyo logístico de éste a Gran Bretaña durante la Guerra de Las Malvinas, ha abierto una nueva disputa con Uruguay por la instalación de una papelera cercana a Gualeguaychú. Todo eso, sin aludir a la conocida la animadversión de Hugo Chávez y Álvaro Uribe, dirigentes respectivos de Venezuela y Colombia.

Es en el ámbito político, precisamente, donde más se evidencian las diferencias entre regímenes autoritarios como los de Cuba y, en menor medida, Nicaragua, Bolivia y Venezuela, y la tradición democrática de México y Costa Rica, por ejemplo.
Por todo esto, considerar a América Latina una unidad a la hora de llegar a acuerdos con ella, no sólo supone una imprecisión lingüística, sino que constituye un error diplomático de imprevisibles consecuencias.

domingo, 16 de mayo de 2010

ITV autonómica

Detiene mi coche la policía y me dice que mi certificado de ITV carece de validez porque el vehículo está matriculado en Valencia y la revisión se hizo en Salamanca, donde hay una normativa diferente. Multa: 150 euros.

O sea, que no sólo son distintas las licencias de caza en cada autonomía, como evidenció la famosa cacería del ex ministro Fernández Bermejo, sino las normas de inspección de vehículos y hasta el etiquetado de latas en supermercados según sea la lengua vernácula respectiva.
Y no digamos nada de los requisitos para algunos empleos, los contenidos de la enseñanza o la misma atención sanitaria, con esperpénticos traspasos de enfermos de una ambulancia a otra en el linde de algunas autonomías.

Así no hay manera de tener un mercado único ni mejorar la dichosa productividad que nos permita salir de la crisis. La propia UE, en el informe de expertos presentado por Felipe González, denuncia los obstáculos a la libre circulación de bienes y servicios dentro de Europa: y eso sin contar con la creciente fragmentación del mercado español.
En vez de agarrar a ese toro por los cuernos del ahorro, Rodríguez Zapatero ha preferido apretar el cinturón de inocentes compatriotas. Si, en cambio, lograra evitar la duplicidad de funciones entre las comunidades autónomas y el Estado, se economizarían 24.000 millones, según estudio del partido de Rosa Díez. ¡Y no hablemos de los 2.000 millones de pérdidas anuales de las prescindibles televisiones autonómicas!

De momento, y en espera de que el sentido común se imponga algún día, me conformo con volver a pasar la ITV, aunque para ello tenga que cruzar media España.

viernes, 14 de mayo de 2010

Los consejeros de las cajas de ahorros

Según leo en La Gaceta de Salamanca, los consejeros de Caja Duero —en el futuro será denominada solamente Caja España—, anticipándose a la inevitable fusión, se hicieron un último favor a sí mismos: aumentaron sus emolumentos un 36% durante 2009.
No han sido los únicos, claro. También los santos curas de la cordobesa Caja Sur, al borde de la quiebra, hicieron otro tanto. Y no les cuento lo que se llevaron el presidente de la fallida Caja Castilla La Mancha y sus amigos porque ustedes ya lo saben.
Es que una de las principales obras sociales de las cajas de ahorros ha sido la de beneficiar a políticos, similares y paniaguados. Ya me dirán, si no, cómo es que Caja Madrid dejó vencer como si nada un crédito de 26,5 millones al presidente de los empresarios, Díaz Ferrán. En cambio, ¿le han permitido a usted mantener un descubierto de sólo diez euros? ¿A que no?
Lo cierto es que el próximo 5 de junio 120 asambleístas de Caja Duero y otros 160 de Caja España ratificarán su fusión. Ya son gente, ya, casi 300 personas que cobran dietas por una función difícilmente justificable. Pero, claro, ésta es la manera de pagar favores, en la mitad de los casos, a personas designadas por razones políticas, aun a costa de crear un órgano apenas operativo aunque sólo sea por su tamaño.
¿Y qué decir de los consejos de administración, donde sucede otro tanto, pero a mayor coste? De momento, mientras 846 trabajadores de las dos entidades integradas perderán sus puestos de trabajo, los 34 consejeros de ambas cajas —muchos de ellos iletrados en asuntos de finanzas— prolongan su estatus otros dos años, es decir, mientras dure el proceso de fusión.
Ése, y no otro, es el breve estado de la cuestión. En vez de adelgazar el peso de las instituciones, como presumía que iba a hacer el plan de austeridad de Elena Salgado, vamos en sentido contrario. Las Cortes Valencianas, por ejemplo, tienen ahora más diputados que las de la anterior legislatura, y la Asamblea de Madrid aumentará los suyos en la que viene.
O sea, un dislate; un auténtico dislate. Así, ni crecerá el ahorro, ni la productividad, ni la inversión, ni la competitividad ni nada de nada.

jueves, 13 de mayo de 2010

¿Es imprescindible Paco Camps?

Hoy por hoy, el PP parece electoralmente imbatible en la Comunidad Valenciana. Pero, ¿lo es más con Paco Camps como cabeza de lista o con cualquier otro?

No sé si esa pregunta demoscópica la plantean los analistas del partido en esos espectaculares sondeos en los que, según ellos, cada vez sacan más diputados a costa de la inanición del PSPV-PSOE de Jorge Alarte. En cualquier caso, nunca nos lo dicen. Pero si las siglas del PP son tan potentes en nuestra Comunidad desde la época de Eduardo Zaplana, que lo son, daría lo mismo que al frente de ellas se pusiese Calígula o su caballo, parafraseando así a la historia de la antigua Roma.

Nada de ello va en demérito de nuestro President, quien sólo hace año y medio, poco antes de que estallara el caso Gürtel, era la estrella ascendente del partido a nivel nacional y el bálsamo que curaba las heridas de un Mariano Rajoy cuestionado entonces dentro de su propia formación política. Hoy, en cambio, aunque se llegue a demostrar su falta de responsabilidad en los turbios asuntos de Álvaro Pérez, El Bigotes, muchos dirigentes del PP en Madrid, comenzando por su secretaria general, María Dolores de Cospedal, creen que Camps es más un problema que una solución a las aspiraciones del partido: y no ya en la Comunidad, sino fuera de ella, donde son otros líderes los que se juegan sus habichuelas políticas.

Un último ejemplo de debilidad lo ofrece su inoperancia para lograr una fusión entre las dos principales cajas valencianas y que, en cambio, sea el presidente del partido en Alicante, José Joaquín Ripoll, quien controle acercamiento de la CAM a Caja Murcia, en una primera instancia, y su ruptura cuando las condiciones de la fusión no le convencen. Como contraste, el rutilante barón en alza del partido, el gallego Núñez Feijóo, impone la integración de Caixanova y Caja Galicia contra la opinión del Banco de España y contra el criterio del propio PP, manifestado públicamente por su responsable de economía, Cristóbal Montoro.

Ante semejante evidencia, la pregunta inicial no es baladí: ¿tan imprescindible resulta Paco Camps? ¿Ninguno de los 124.000 militantes del partido en la Comunidad tiene suficiente categoría para poder reemplazarle?

Lo mismo debieron pensar los alemanes cuando la marcha de Adenauer y poco después llegó un carismático Willy Brandt quien, por cierto, dimitió en 1974 a causa del espionaje de su asistente Günter Guillaume, en lo que él no tenía responsabilidad alguna. Su ausencia la suplió con creces Helmut Schmidt, el canciller más apreciado de todos, y luego Helmut Köhl, quien pese a descubrirse la financiación ilegal de la CDU durante su mandato no perdió por ello un ápice de prestigio logrado por haber reunificado el país.

Y es que nadie resulta irreemplazable, a pesar del afán de algunos de aferrarse al cargo, como le sucede al presidente de la patronal, Díaz Ferrán, quien ya es cuestionado frontalmente hasta por José Manuel Lara.

Estas reflexiones a cuenta de la reapertura de la causa judicial contra Paco Camps por cohecho pasivo ni son inoportunas ni resultan frívolas. Si el presidente de todos los valencianos logra seguir siéndolo a tiempo completo, pese a sus avatares judiciales, miel sobre hojuelas; pero, si no es así, el no pensar en una posible alternativa devendría en un imperdonable suicidio político.

domingo, 9 de mayo de 2010

Los ricos, cada vez más ricos

Mientras cada día más españoles engrosan las listas del paro, Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco Santander, gana 10,23 millones al año. Además, su plan de pensiones, que cobrará cualquier día de éstos, es de 85,7 millones, es decir, mil veces superior a la media de los demás mortales.
Es sólo una contradicción más de las que se producen en estos tiempos de crisis. En Gran Bretaña, por ejemplo, los más ricos han aumentado su patrimonio durante 2009 en un 30 por ciento, empezando por el rey del acero, Lakshi Mittal, quien atesora 28.000 millones.
Lo mismo sucede en el resto del mundo. Tras los crecientes problemas para una mayoría de ciudadanos, ni siquiera los culpables del crack financiero en Estados Unidos han perdido un duro: Richard S. Fuld, el presidente que hundió Lehman Brothers, cobró 325 millones en los siete años anteriores. Y Stanley O´Neal, ex presidente de Merril Lynch, dejó la empresa en la agonía, llevándose 125 millones.
En España estamos a otro nivel, claro, pero Fernando Martín, que llevó Martinsa a la suspensión de pagos y condujo a muchos trabajadores al paro, ha cobrado el año pasado 2,6 millones. También los consejeros de la problemática Caja Sur han aumentado su sueldo mientras que los también prescindibles de Caja Duero y Caja España han aprobado el conservar sus puestos tras el forzado proceso de fusión.
Vivimos, pues, en Jauja. Claro que de un país en el que el máximo representante de los empresarios, Gerardo Díaz Ferrán, está con pie y medio metido en la quiebra cabe esperar cualquier cosa. Y de reformar todo este patético panorama nadie dice ni palabra…

jueves, 6 de mayo de 2010

Torre de Babel a la española

En los próximos meses se habrán creado por fin más empleos: los de intérpretes de las diferentes lenguas españolas en el Senado de Madrid.
Me enternece la más que probable imagen de sus señorías con auriculares para entender así lo que dicen sus compatriotas, como si las suyas fuesen esas plurilingües sesiones de la ONU.
Además, no debe resultar nada fácil encontrar traductores simultáneos del euskera al catalán o del gallego al euskera. Lo más sublime de todo se producirá, no obstante, en la traslación del catalán al valenciano y viceversa, dada la similitud de ambas lenguas si no de la mera diferencia dialectal de un mismo idioma.
Me imagino el estupor de los países vecinos ante nuestra babel lingüística y me admira también el esfuerzo añadido de los sufridos redactores del Diario de Sesiones del Senado ante la lógica multiplicación de su trabajo por cinco, a fin de que ninguna lengua oficial quede preterida.
El exceso de idiomas —23 oficiales, nada menos—, es precisamente uno de los principales problemas de la Unión Europea, que entorpece cotidianamente la toma de decisiones y retrasa la promulgación de muchas normas. Y eso que, por fortuna, las cabinas de interpretación del maltés y del gaélico se hallan vacías en el Parlamento, ya que los hablantes de esas dos lenguas prefieren expresarse en inglés.
Eso es lo lógico: tampoco se le ocurre a nadie en Estados Unidos utilizar el francés en la Cámara legislativa de Luisiana, el español en la de California o el navajo en la de Arizona. Claro que sus señorías podrían hacerlo, ya que no existe idioma oficial alguno en el país; pero todas usan el inglés, ya que es la única lengua común en la que pueden entenderse todas ellas.
Ya ven que hasta en esto de los idiomas somos originales. Si a nuestros políticos les sobrase tiempo y talento y si nuestro país no tuviese otros problemas muchísimo más graves que afrontar, hasta podríamos permitirnos el lujo de hacer el ridículo babélico. Como no es así, atémonos los machos y aprendamos el castellano —que cada vez lo usamos peor— y que ya goza de más hablantes en Estados Unidos que en la propia España.

domingo, 2 de mayo de 2010

La estrategia de Zapatero

Por décima vez en quince meses, Zapatero ha dicho, impertérrito, que la crisis económica ha tocado fondo. Una oposición inane y desnortada no ha sido capaz de tomarle la palabra y emplazarle para que dimita si el mes que viene sigue creciendo el paro.
Y es que unos y otros están más ocupados en absurdos fuegos de artificio sobre la Memoria Histórica, Garzón, el Tribunal Constitucional, los estatutos de autonomía y demás cuestiones perfectamente prescindibles. Pero ya se lo dijo Zapatero a Iñaki Gabilondo, a micrófono aparentemente cerrado, hace un par de años: “A mí lo que me interesa es crear tensión”.
Es su mejor receta contra la crisis. Lástima que no le valga para la Europa que le ha tocado presidir en mala hora y que ve cómo se desmorona la economía griega, la solidaridad de la UE hace aguas y todos los políticos están más pendientes de salvar sus propios muebles —o sea, ganar elecciones— que salir del marasmo económico.
En ese contexto, los ciudadanos europeos ven cómo peligra su estado de bienestar y comienzan a salir a la calle —primero, en Grecia, en Portugal a continuación, y los que seguirán—, sin poner en cuestión a una clase política endogámica e ineficaz y a unos dirigentes empresariales que se han hecho aun más ricos a costa del empobrecimiento colectivo.
Por suerte para Zapatero, él ha exhumado el franquismo y otros fúnebres espantajos de nuestro pasado colectivo para tener entretenido al personal en rencillas históricas en vez de afrontar los problemas del presente. Así, con un poco de suerte, corre el tiempo y puede llegar en mejores condiciones a las próximas elecciones generales.