lunes, 4 de octubre de 2010

O Benidorm o la credibilidad

Entre mantener la alcaldía de Benidorm o preservar una frágil credibilidad política, Jorge Alarte lo tiene muy claro: más vale tener alcaldía en mano, que lo otro Dios proveerá.

Hace 13 meses, cuando su correligionario Agustín Navarro estaba a punto de birlarle el cargo al popular Manuel Pérez Fenoll, Alarte proclamó: “Si alguien en el PSOE vota una moción de censura con un tránsfuga, deja de ser miembro del PSOE”. Dicho y hecho: Navarro y 11 concejales más, incluida Maite Iraola, madre de Leire Pajín, hubieron de darse formalmente de baja del partido, aunque continuaron denominándose Grupo socialista. Más claro, agua.

Lo bueno del caso es que “sin Agustín como cabeza de lista, los socialistas no tienen nada que hacer en Benidorm”, me dicen fuentes bien informadas de La Marina Baixa.

Por eso, en una maniobra que se veía venir de lejos, la ejecutiva local del PSOE ha propuesto a Navarro como candidato a alcalde como independiente, con lo que, a falta de otros aspirantes socialistas, de poco vale que Manuel Chaves intente salvar la cara del partido en Madrid: “No estoy de acuerdo, como presidente del PSOE, con la decisión que han tomado en Benidorm”.

Alarte, en cambio, se traga sus palabras de antaño y muestra hoy día su “respeto y comprensión a la propuesta hecha por la ejecutiva local”.

Ya ven qué poco duran las convicciones.

Sobre todo, ahora, en que la vida municipal de Benidorm está más revuelta que nunca y que el PSOE para ser el partido más votado de la localidad podría no necesitar ya apoyarse en José Bañuls, el tránsfuga del PP que le dio la alcaldía. Bañuls podría crear entonces su propia formación, lo mismo que ha hecho el ex alcalde Manuel Catalán Chana y que tiene ahora más posibilidades que en las anteriores elecciones. Como dice un experto en la política benidormí, “tras años de bipartidismo, esto puede acabar en una sopa de letras como la de Denia y otras”.

En esa eventualidad y en el mayúsculo lío interno que a nivel local vive el Partido Popular se apoya ahora Alarte, quien cree que sus rivales están cociendo su propio escándalo que contribuirá así a paliar las contradicciones del PSOE.

Las claves son muy simples: el PP local quiere como candidata a Gema Amor y, en cambio, el entorno del presidente Camps, con Antonio Clemente a la cabeza, no puede ni verla por su zaplanismo militante: “El alcalde elegido democráticamente y luego desposeído por la moción de censura fue Pérez Fenoll y él debe encabezar nuestra lista”, reitera el secretario general del PP.

“Pues en Valencia se equivocan de medio a medio —opina en cambio un cualificado ciudadano de Benidorm—, ya que sin Gema el Partido Popular no tiene nada que hacer ante Agustín Navarro, quien ha hecho una gestión populista, muy próxima a la gente”. Consciente de ello y de su propia fortaleza, Gema Amor estaría dispuesta a integrar a la gente de Pérez Fenoll en una candidatura en la que el ex alcalde iría de número dos. “Ni de coña”, responden en el otro lado del partido.

Ya ven que el cisco es considerable: de una parte, el PSOE decidido a hipotecar su credibilidad política a cambio de una alcaldía. De otra, el campsismo dispuesto a perder las elecciones antes de que las gane el sector de José Joaquín Ripoll, con quien ya se midió —y perdió— Pérez Fenoll en su pugna por la Diputación de Alicante.

Con este guirigay, no es extraño el comentario de un vecino: “La culpa no es de los tránsfugas, como dicen, sino de tanta marrullería de la que ya estamos hasta el gorro”.

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