jueves, 14 de abril de 2011

Cuatro adjetivos para el PP


Lo más irrelevante que le ha sucedido esta semana al PP es recibir de manos de José Manuel Miralles los últimos restos del naufragio de Unio Valenciana. Sumar cero a una ecuación sigue dando el mismo resultado que antes de efectuar la adición.


Si algo caracteriza, en cambio, al Partido Popular en estas vísperas electorales son cuatro adjetivos. Veamos.


ACUSADO.- Aunque ya se haya dicho hasta la saciedad, lo que aún nos quedará por oír a cuenta de la decena de candidatos incursos en casos de corrupción, tráfico de influencias y similares.


Lo más curioso es que de ello se habla más fuera de la Comunidad que dentro de ella. Aquí existe una especie de caparazón mediático que aísla a los ciudadanos de ese clamor. No ocurre lo mismo allende el Cabriel, donde la erosión de la imagen del PP es constante y, en cierta medida, mitiga el desprestigio del PSOE por la errática gestión económica de Zapatero. Ojo, pues, al efecto creciente de ese fenómeno.


ENFRENTADO.- En otras ocasiones, el dudoso honor de los enfrentamientos internos le pasaba factura al PSPV-PSOE, experto en luchas fratricidas.


Ahora, quienes están que trinan con la dirección regional son los alicantinos Joaquín Ripoll, Mónica Lorente y compañía por el ninguneo de los suyos. Y, por primera vez, ya lo dicen en voz alta y a la cara.


ELÍPTICO.- Su largo y complejo programa electoral está lleno de repeticiones y omisiones, como si se supiese que los electores tienen decidido su voto de antemano y los programas no los leen ni quienes los redactan.


Más sintomático que la reiteración programática de lo incumplido en legislaturas anteriores es la elusión de temas como el trasvase del Ebro. En contraste, el vicepresidente Juan Cotino va de canal en canal de televisión afirmando que cuando Rajoy esté en La Moncloa el trasvase se hará. Pero él y cualquiera saben de sobra que ése es ya un tema muerto y que nadie en su sano juicio reabriría un asunto que hoy concita la oposición mayoritaria del propio PP fuera de la Comunidad.


ESQUIVO.- Ante las dificultades de aumento de la deuda, falta de financiación, impago a proveedores y demás, la mejor política viene siendo la de la negación, o sea, escurrir el bulto.


El paradigma de esa situación lo ofrece el conocido deseo del responsable económico del Consell, el vicepresidente Gerardo Camps, de volver a Madrid, donde antaño se encontraba el hombre tan a gusto.


Pese a esos cuatro adjetivos, lo sustantivo es que el Partido Popular de la Comunidad volverá a ganar las elecciones de calle, ya que la alternativa de Jorge Alarte y sus adláteres —Esquerra Unida de Marga Sanz y el Bloc de Enric Morera— pone los pelos de punta a muchos valencianos.



Aun así, el PP debe andarse con cuidado: 1) porque la previsible abstención y un creciente voto en blanco pueden hacer disminuir su número absoluto de votos; 2) porque, aunque las urnas parezcan legitimar posibles escándalos pasados, la Justicia puede acabar condenándolos y 3) porque tras el 22-M empezará el vía crucis nacional de Mariano Rajoy con el fardo del caso Gürtel todo el día a sus espaldas. Y eso, ni él ni nadie puede que se lo perdone a Paco Camps.

1 comentario:

  1. Fíjate que esto va por barrios. En Ibiza, el PSOE presenta al Presidente del Consell Insular y al menos a un alcalde en sus listas, a pesar de que están imputados en casos graves de corrupción.

    En todas las Baleares, Bauzá (PP) no ha permitido que se presente ni un solo imputado en las listas, quizás por el fuerte olor a podrido del PP de la anterior legislatura de Jaume Matas.

    Así que unos (PP en Valencia) y otros (PSOE en Ibiza) hacen lo que les sale de la taleguera. Y presentan a imputados.

    Fue el PP quien aprobó la nefasta Ley de Normalización Lingüística (Gabriel Cañellas)
    y la catastrófica Ley de Mínimos (Jaume Matas).
    Fue el Pp y no los nacionalistas, así que los adjetivos que le aplicas al PP están bien justificados.
    Me reservo otros.

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