sábado, 2 de abril de 2011

¡Ay, la UDS!

Vengo de Albacete, donde la gente está que trina con su equipo de fútbol; tanto, que ya llevan tres entrenadores esta temporada.

Lo digo no sólo porque esta tarde el cuadro local y nuestra UDS dirimirán cuál de ellos es peor en su esforzado empeño por caer en el abismo de la 2ª B. Lo cuento, sobre todo, por el diferente talante que existe entre las respectivas aficiones. Mientras que allí echan las muelas por esa situación, aquí mostramos una resignada indiferencia entre estar en la elite o abismarnos en la mediocridad.

Lo peor de esta conformidad, con todo, es negar la evidencia. Si eso le ocurre a Rodríguez Zapatero con el estado económico del país, le sucede lo mismo a Juan José Pascual con la situación de la Unión Deportiva. Para el primero, mañana mismo comenzará la creación de empleo. Para el presidente salmantino, la salvación está al alcance de la mano.

Dichosos ellos si se engañan y desventurados nosotros si nos engañan.

Al llegar a este punto, debo decir que uno no es un apasionado del fútbol ni ya de casi nada, a estas alturas de la vida. Pero recuerda cuando el 1997 la UDS le ganó 4-0 al mismísimo Barça en el Camp Nou, de la mano de Chechu Rojo. Si lo traigo a colación, no es por ningún absurdo e inútil orgullo deportivo, sino por lo que resultados como aquél aportaban a nuestra capital: notoriedad, reconocimiento, afluencia de seguidores de los equipos punteros de 1ª División,…

Ya lo he dicho en otras ocasiones: tener o no un equipo de fútbol en la máxima categoría supone una importante diferencia económica. Permite situar a la población en el mapa, acceder a retransmisiones televisivas y gozar de mayor exposición publicitaria, mueve más dinero, activa sectores como la hostelería, el transporte y el comercio y logra otras gabelas de menor cuantía.

Claro que a nosotros esas y otras consideraciones parecen traernos al fresco, pues vivimos en una sociedad como adormecida y con un pequeño comercio resignado a extinguirse por inacción.

También es probable, sin embargo, que todo lo del fútbol se haya desorbitado y que la burbuja deportiva acabe por estallar un día de éstos con peores efectos que la inmobiliaria.

Entonces ya no habrá de qué preocuparse, pues si existe una entidad en quiebra técnica —aparte del Rayo Vallecano y otra docena de equipos del máximo nivel— es la UDS. Entonces, insisto, para nuestra desgracia dejaríamos de preocuparnos ya que, como dice el refrán, muerto el perro se acabó la rabia.

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