domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuando ya no crezca el paro...

No entiendo que el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, esté contento con el último crecimiento del paro. Su inefable argumento es que estamos llegando al límite de la destrucción de empleo.
Pues claro. Si con más de cuatro millones de parados —un 20% de la población activa— siguiese creciendo indefinidamente el desempleo, habría que declarar a España zona catastrófica y ponerla en cuarentena.
Lo peor de la crisis de este país, a diferencia del resto de Europa, es su secuela de gente sin trabajo ni posibilidades de obtenerlo. Si llegase la recuperación económica manteniendo a una quinta parte de nuestros conciudadanos fuera del mercado laboral, nos hallaríamos ante una tragedia humana inconmensurable.
Además, con semejante lastre, no estaríamos sólo ante una enorme injusticia sino abocados al estancamiento económico: menos crecimiento, por un lado, y más personas dependientes —jubilados y desempleados—, por otro. La catástrofe, aunque eso no parezca inmutar a nuestro ministro.
Mientras ese drama se incuba ante nuestros impertérritos ojos, disminuye la dotación presupuestaria en I+D+i —lo que permitiría mejorar la cualificación del mercado de trabajo—, ya que ese dinero se necesita para perpetuar las prestaciones al desempleo.
No resulta extraño, por consiguiente, que los mejores universitarios emigren a otros países y que nuestra población pierda preparación laboral. Hasta mi médico de cabecera, libanés, está pensando en regresar a su país porque “la situación económica de allí es cada día mejor”.
Ya ven: y Rodríguez Zapatero y su ministro sindicalista sin enterarse…

No hay comentarios:

Publicar un comentario