jueves, 2 de septiembre de 2010

Manual para ligar

En su ignorancia, uno creía que ligar, hoy en día, estaba chupado y que las parejas con mirarse ya tenían suficiente, sin necesidad de perder el tiempo en protocolarios y retorcidos galanteos y cortejos, como en la remota época de mi juventud.

¡Vaya!, pues parece que no es así.

Lo digo porque me acabo de tropezar en un directorio informático donde suelo publicar mis artículos con uno, de autor anónimo, que lleva por título Técnicas para ligar chicas. Lo he leído al observar que había recibido ¡21.000 visitas! Mi primera reacción, lo confieso, ha sido de insana envidia, no por lo que ustedes maliciosamente piensan, sino porque si algún texto mío llega a los 200 lectores ya puedo darme con un canto entre los dientes. Quiero dejar esto bien claro puesto que, a mi edad y estando felizmente casado, uno no busca por ahí emociones más fuertes que las del Mundial de baloncesto. Por ejemplo.

El autor del susodicho manual para ligar ofrece cuatro consejos a los varones que, por si a alguien le interesan, transcribo a continuación. El primero es que “no le hagas cumplidos” a la chica, por muy buena que esté. O sea, que hay que ir de duro con ella para no convertirse a sus ojos en “uno más de la manada”. Tal cual.

El segundo consejo —“técnica”, lo denomina el articulista—es mostrarse a la vez “arrogante y divertido”, dando una confusa explicación sobre cómo se pueden combinar actitudes tan dispares. A continuación, añade que hay provocar una “tensión sexual” desde el primer momento, no vaya a pensarse la otra que uno va simplemente de amigo y acabemos sin comernos un rosco. La última recomendación es la de practicar el contacto físico. Por ejemplo: “Toca sus codos de forma confiada” o “empújala sutilmente de la espalda”. Ya ven qué cosas.

Después de leer estos consejos no me extraña que el autor del texto no se atreva a dar la cara. Lo que sí me deja intrigado, en cambio, es que 21.000 personas hayan acudido a él en busca de ayuda para poder ligar. Debe ser que hoy día la gente sigue tan desesperada como antaño para relacionarse sin problemas.

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