lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Tiene recorrido UCyD?

En una tertulia gastronómica de profesionales liberales discutimos sobre UPyD, el partido de Rosa Díez, y sobre si su éxito electoral es solo flor de un día o tiene ante sí un futuro político importante.


La mayoría de los contertulios se mostró escéptica al respecto. Hubo, incluso, quien equiparó la reciente formación política con el fenecido Centro Democrático y Social con el que un Adolfo Suárez venido a menos pretendió reengancharse sin fortuna en la vida pública.


Mi posición, viendo la evolución del jovencísimo partido, es justamente la contraria.


Fundado hace solo cuatro años, en 2008 consiguió 306.078 votos y un acta de diputado nacional, la de su presidenta. En las últimas elecciones, 1.140.242 sufragios y 5 escaños, convirtiéndose así en el cuarto partido más votado en el conjunto de España.


Pero hay mucho más que eso en su brevísima historia. En 2009 obtuvo un diputado en el Parlamento Vasco, con Gorka Maneiro. Es verdad que desde entonces ha perdido muchísima influencia en Euskadi, en parte por la destemplada marcha de Mikel Buesa, ex presidente del Foro de Ermua. Pero ése sería el único borrón hasta ahora en la corta vida del partido.


Ese mismo año logró un escaño en el Parlamento Europeo, el del profesor Sosa Wagner, 8 diputados en la Asamblea de Madrid y 152 concejales en toda España. ¿Hay quien pueda pedir más en menos tiempo?


Motivo de especial satisfacción para el partido lo ha supuesto su éxito inesperado en la Comunidad, donde Toni Cantó ha conseguido escaño y ha superado en número de votos a Compromís. Si esos resultados se extrapolasen a las futuras elecciones autonómicas, UPyD podría obtener 5 diputados en Les Corts, en detrimento precisamente de la coalición nacionalista.


Claro que ésa es una hipótesis altamente improbable, ya se sabe, dado que la coalición propiciada por el Bloc siempre consigue mejores resultados en los comicios autonómicos que en las elecciones generales.


Aun así, ojo con el futuro de UPyD en la Comunidad. Sus mensajes sobre la homogeneización de competencias entre las distintas regiones y la crítica al despilfarro y a la corrupción de las instituciones encuentran particular eco en una región tan castigada como la nuestra por esas lacras. Por lo mismo, su mensaje centralizador cala bien poco en regiones de mayor o menor nacionalismo, como Cataluña, Galicia y Euskadi.


Todo eso lo ha obtenido el partido de Rosa Díez pese a su escasa proyección mediática. Pero, ¿qué pasaría si también lograse representación parlamentaria en las próximas elecciones andaluzas? Y, sobre todo, ¿si consiguiese en Las Cortes ese grupo propio que la aritmética electoral le niega?


En este último caso gozaría de una poderosísima plataforma de proyección pública y, merced a la eficaz oratoria de Toni Cantó, ofrecería una pluralidad de voces en vez del monopolio actual de palabra por parte de su presidenta.


Pero eso, claro, dependerá de un Partido Popular que hará su cálculo de a quién perjudica más una mayor presencia de UPyD en el Congreso, al margen de que ésta pueda hacerle el trabajo sucio de enfrentarse a los radicales independentistas de Amaiur sin necesidad de que el PP se manche las manos.


Solo si cree que los perjudicados serán los socialistas, dará toda clase de facilidades al partido de Rosa Díez. Si, en cambio, piensa que su futuro crecimiento sería a costa del propio PP, no le dará ni agua.

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