domingo, 12 de junio de 2011

Camps y Rajoy

“El mayor obstáculo de Mariano Rajoy para llegar a La Moncloa no se llama Pérez Rubalcaba, sino Paco Camps”.

Ése es el pensamiento de algunos dirigentes del PP nacional, quienes consideran que el candidato del PSOE representa un pasado nada atractivo para los ciudadanos, dada su implicación en los Gobiernos de Felipe González y Zapatero, mientras que la eventualidad de que en plena campaña electoral se siente en el banquillo de los acusados el presidente valenciano les pone los pelos de punta.

Claro que se trata solo de una hipótesis. Pero los analistas de la madrileña calle Génova tienen que sopesarla, al igual que hacen con otras que podrían beneficiar a sus rivales: 1) el temor del electorado a un país demasiado de derechas, tras el mayúsculo varapalo socialista en las elecciones autonómicas y municipales; 2) la propaganda de que la situación económica empieza a mejorar, aunque no sea cierto; 3) algún nuevo paso de ETA que parezca justificar las tesis negociadoras del PSOE y 4) la aproximación de Rubalcaba a nacionalistas vascos y catalanes con quienes cerrar acuerdos.

Como ven, en política nunca faltan motivos de preocupación, aunque las encuestas den 15 puntos de ventaja a un eufórico PP.

La más reciente inquietud radica en el comportamiento de las Comunidades Autónomas, y más en concreto de la valenciana, ante las dos principales promesas electorales de Rajoy: transparencia y austeridad.

En cuanto a la primera, nuestro Tribunal Superior de Justicia acaba de obligar al Consell a dar los documentos sobre contratos de la trama Gürtel infructuosamente solicitados por el grupo Compromís. La sentencia viene precedida por otras cinco del Constitucional contra la negativa de Las Corts a tramitar las preguntas de la oposición al respecto.

Tal actitud obstruccionista concuerda con la del vicepresidente Gerardo Camps al argumentar reiteradamente que los sobrecostes de Calatrava en la Ciutat de les Arts son “asuntos confidenciales”, aunque hayan sido pagados con el dinero de todos los valencianos.

¿Es ése el ejemplo de transparencia que ofrecerá Rajoy?

Pero lo que más preocupa al presidente nacional del PP son las cuentas de la Generalitat, con una deuda pública de 17.600 millones, la segunda más alta de España en términos absolutos y la mayor de todas en porcentaje del PIB, alcanzando un 17,2%.

Tan delicada es la situación, que el Consell se las ha visto para colocar en el mercado el último tramo de bonos patrióticos, pese a su suculento interés. Hay más: el abultado volumen de deuda es como una pescadilla que se muerde la cola, al crecer de forma exponencial los intereses a pagar y forzar, en consecuencia, a nuevos endeudamientos. En esa espiral, los gastos financieros de la Comunidad durante el primer trimestre de este año han sido de 246,4 millones, muy de largo los más elevados de España, por encima incluso de los de Cataluña.

Se comprende, por consiguiente, que haya quienes piensen en el PP que con Camps en la Generalitat no solamente existe un riesgo penal evidente, sino otro de financiero. Demasiado, pues, hasta para alguien tan templado como Rajoy.

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