miércoles, 16 de febrero de 2011

"El más respaldado de todo Occidente"

A una escala menor, claro, el golpe de mano del PP regional proclamando candidato a Francisco Camps, es igual que lo hecho por el PP local de Benidorm con Gema Amor antes de que lo desautorizara luego el mismo Camps, quien quitó a la postulada —pese a no estar incursa en proceso penal alguno— y puso en su lugar a Pérez Fenoll. ¿Hará algo parecido Mariano Rajoy con el presidente valenciano?

Parece más que improbable por varias razones. La menor de todas ellas, el que no existe un claro candidato alternativo. Otras, de más calado, van desde el escándalo que podría producirse con tal decisión hasta el clamoroso y repetido éxito demoscópico que ha demostrado Paco Camps.

Amparándose en ello, el presidente de la Generalitat se jactó ayer públicamente de ser “el más respaldado de la historia de los candidatos de todas las democracias occidentales”. Y menos mal que excluyó los líderes autocráticos, desde Ceacescu a Mubarak, quienes en su momento obtuvieron pírricas adhesiones superiores al ciento por cien.

Semejante frase, tan tremebunda como contundente, es disculpable por la emoción del momento, pero ha servido en cambio para acrecentar el número de desafectos hacia su persona entre los dirigentes nacionales del Partido Popular, encabezados como se sabe por María Dolores de Cospedal.

Sin embargo, es verdad que Camps muestra siempre una autoridad sin fisuras dentro del aparato del PP de la Comunidad. Por eso, los miembros del comité electoral regional convocados de urgencia anteayer votaron unánimemente lo que se les pidió: la proclamación de su presidente como candidato a la reelección.

Tal disposición a la unanimidad le sirvió a Camps para poder ratificar en su puesto a Ricardo Costa hace 17 meses y para que al día siguiente los mismos obsecuentes diputados, sin hacer ninguna pregunta al respecto, suspendiesen de militancia al mismo secretario general que acababan de ratificar la víspera. La exhibición de ese poder autonómico y su transformación en éxitos electorales es lo que hace intocable al presidente de la Generalitat.

Lo bueno de esa situación, como reconocía el vicepresidente Vicente Rambla, es que, encabezado por Camps, el PP valenciano podría superar de largo el 60 por ciento de votos. Pero malo es que los plazos procesales pueden llevar al banquillo al presidente justo en vísperas electorales o recién consiga la reelección. ¿Qué coste electoral y de imagen podría suponerle al Partido Popular allende la Comunidad? Tal posibilidad, en la calle Génova y en otros pagos, pone de los nervios a más de un dirigente del partido, máxime cuando Esperanza Aguirre ha conseguido hacer limpieza en Madrid de todos los salpicados por el caso Gürtel.

Eso es lo único que impide dar por totalmente cerrada la candidatura de Paco Camps, a pesar de ser “el más respaldado de Occidente”. Y no es que nadie en la cúpula del PP cuestione la honradez del presidente de la Generalitat, pero sí la oportunidad y la conveniencia de su reelección.


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