lunes, 26 de diciembre de 2011

¿Delenda est Monarchia?

La Corona ha pasado en poco tiempo, de ser la institución más valorada por los españoles, a resultar una de las más cuestionadas.


Hace cuatro años, la monarquía parlamentaria era preferida por el 69% de los ciudadanos frente al 22% que optaban por la república. Esa tremenda diferencia ha quedado reducida hoy día a sólo 22 puntos. Y la tendencia continúa a la baja.


Es que el sentimiento monárquico, como el del amor, tiene que ejercitarse día a día; si no, obviamente, desaparece. En consonancia con ello, se atribuye a Don Juan Carlos esta frase dirigida al príncipe Felipe en 1981: “Yo ya he justificado mi puesto; tú aún deberás ganarte el tuyo”.

Se refería al decisivo papel del monarca en defensa de la democracia cuando el golpe de Tejero, Armada y Milans del Bosch. La actitud y el talante del rey en aquel y en otros trances explica lo que de él dijo el entonces presidente de Italia Sandro Pertini, socialista y antiguo resistente antifascista: “Es el monarca más parecido a un presidente de república que conozco”.


Al margen de otras consideraciones y de las preferencias políticas de cada cual, es innegable el papel moderador ejercido por la Corona en estos años y que ha servido para limar, en el interior y en el exterior, no pocas asperezas, incluida la deriva secesionista de algunas regiones.


Por eso, los enemigos de la institución no saben cómo agradecer a Iñaki Urdangarín el daño que la ha causado con sus trapisondas. Sólo un esclarecimiento total de su conducta, con posibles responsabilidades penales añadidas, puede frenar el que, si no, parece ya un irreversible deterioro de la Corona.

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