domingo, 3 de julio de 2011

El (prometedor) futuro del Bloc

Hace unos meses nadie daba un duro por el futuro político del Bloc. Las encuestas, incluso, preveían que la marca de su coalición electoral, Compromís, se quedaría a las puertas de Les Corts. Todo un epitafio.

Pues no.

Tras las elecciones autonómicas del 22-M, Compromís se ha convertido en la tercera fuerza política de la Comunidad, con seis diputados, y le ha sacado ni más ni menos que 30.000 votos a todo un clásico como Esquerra Unida. Además, de la mano del reciclado Joan Ribó ha entrado en el consistorio del Cap i Casal. Y todo ello pese al inevitable lío ciudadano entre las denominaciones del Bloc y de Compromís. ¿Llegarán a fusionarse ambas para así aumentar su eficacia?

“¿Preguntas que si de compromís pasaremos a matrimonio?”, inquiere la combativa diputada Mónica Oltra, de Iniciativa del Poble Valencià, el grupo de origen comunista en la coalición. Y ella misma se contesta: “Seguramente sí”.

El líder del Bloc Nacionalista, Enric Morera, se muestra más cauto: “Se trata de un proceso complejo, para el que no tenemos prisa. Pero sí que existe un proyecto común asentado en los tres pilares de Compromís: el progresista/valencianista, el ecosocialista de Iniciativa y el ecologista de los verdes”.

¿Y qué piensa hacer con los residuos del valencianismo conservador que no se ha refugiado en el PP tras las espantadas consecutivas de José María Chiquillo y de José Manuel Miralles?

“Tú lo has dicho: no son más que residuos y muchas veces de ideología distinta a la nuestra; pero quien quiera sumarse a la causa del valencianismo de progreso será bienvenido”.

Y es que el Bloc sabe mantener una hábil ambigüedad ideológica, sea por convicción o sea por cálculo. Por eso mismo, su referente en Cataluña, por ejemplo, es Convergencia i Unió, con todo su bagaje de liberalismo económico, y no ningún otro partido nacionalista más a la izquierda.

De ahí que no les resulte nada incómodo a los empresarios el diálogo con el Bloc. Los dirigentes de este partido, además, no son ajenos al mundo empresarial, a diferencia de los líderes de otros grupos, de derecha o de izquierda, que a lo más que llegan es a un meritorio pasado de funcionarios públicos. Enric Morera, en cambio, siempre ha estado vinculado al mundo de la empresa, así como su predecesor en el cargo, Pere Mayor, empresario éste de fuste.

Lo que más necesita ahora el Bloc es una exposición mediática que se la van a proporcionar, seguro, las nuevas Corts, ante el escaso margen de maniobra de Jorge Alarte, pillado el hombre entre la lesiva política de Rodríguez Zapatero y el malestar de las cada vez más exiguas bases del PSPV/PSOE. Para ello cuenta con la probada capacidad dialéctica de las diputadas Mónica Oltra y Mireia Mollà, que se encuentran a sus anchas ante un Paco Camps acosado por sus conocidos problemas judiciales y con menos apoyo por parte de Madrid a medida que pasan los días.

Se trata, pues, de un inmejorable escenario para que el Bloc pesque votos a derecha y a izquierda y atraiga hacia su causa a grupos sociales que, huérfanos en la actualidad de interlocución política, crean que pueden hallarla en el valencianismo progresista.

Como dice un amigo mío amante de inversiones arriesgadas, “si el Bloc cotizase en Bolsa, yo ya estaría comprando acciones suyas para un futuro inmediato”.

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