lunes, 18 de julio de 2011

La fórmula de Rubalcaba


El entusiasmo inicial de los dirigentes del PSOE ante la candidatura de Pérez Rubalcaba a la presidencia del Gobierno se difumina a medida que transcurren los días. Incluso, su valedor de antaño, Felipe González, acaba de declararse cada vez “menos simpatizante” de su propio partido.


Nada de esto es de extrañar dadas las tesis reformadoras del ex presidente sobre presupuestos, mercado laboral, seguridad social,... muchas de las cuales están implícitas en el informe sobre el futuro de la UE elaborado por el grupo internacional de expertos que él preside.


O sea, que Rodríguez Zapatero y su centurión Rubalcaba transitan por un camino de utopías trasnochadas, mientras González aboga por otro mucho menos sectario, pero capaz de salvar los muebles de una Europa a la deriva.


¿Por qué, entonces, la candidatura izquierdista —llamémosla así— del ex ministro y no otra más realista y más centrada?: probablemente porque no está hecha para ganar, sino para convertirse en un incordio permanente a Mariano Rajoy desde la oposición.


Según esta hipótesis, la evolución de la economía empeorará en los próximos años y se evidenciará entonces que el PP no posee mejores recetas que el fracasado Zapatero. Se trataría, pues, de evitar inicialmente la mayoría absoluta de Rajoy y, una vez logrado ese objetivo, fustigarle desde el Congreso. Y nadie mejor que Alfredo P. para ello.


En ese empeño quemaría sus naves el hoy candidato socialista, pero acabaría también con la credibilidad del PP a fin de que un próximo dirigente del PSOE, aún desconocido, pudiese hacerse dentro de cuatro con las riendas del poder.


Ésa es la verdadera fórmula de Rubalcaba y ésa sería, también, su última contribución a la causa de su partido.

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