Buena la ha armado Mario
Fernández, presidente de Kutxa Bank, al tildar de “especie de casa de
putas” al enorme complejo Eurovegas, por el que compiten Barcelona y Madrid.
Los defensores del proyecto se escandalizan arguyendo que se trata de un gran centro de ocio y congresos que creará 2.500 puestos de trabajo. Como si ambos hechos no fuesen compatibles. También la producción de armas o el cultivo de tabaco y otras drogas ocupan a un montón de personal, aunque hay gente que aun así no está de acuerdo con esas actividades.
Lo cierto es que el negocio del magnate Sheldon Adelson se basa en el juego y
se asienta en la ciudad de Las Vegas, creada por el gánster Bugsy
Siegel hace poco más de 70 años al fundar el Flamingo.
La famosa población de Nevada posee docenas de hoteles en
los que antes de llegar a la recepción se pasa por mesas de juego en las que
pueden pararse hasta los niños que se hospedan allí. Las Vegas, no lo
olvidemos, es de las escasas localidades en las que están legalizados el juego
y la prostitución y, gracias a ello, conforma con Nueva York y Miami el
triángulo del crimen en Estados Unidos. ¿O acaso no nos hemos preguntado por
qué son precisamente esas tres ciudades los escenarios de la famosa serie
televisiva CSI?
Cuando mi visita a Las Vegas, hace ya 24 años, la
describí como “una Disneylandia para adultos con estética de Lladró”. También
dije, menos piadosamente, que “ignoro si el Infierno existe, pero de haberlo
seguro que se parece a esta ciudad”.
Así que, por mucho empleo que cree el proyecto del señor
Adelson, coincido con Mario Fernández en lo de la casa de putas.
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