lunes, 2 de enero de 2012

Tareas para (el temible) 2012

Soraya Sáenz de Santamaría acaba de decir que, puesto que el déficit público es dos puntos superior al esperado, hay que recortar más gastos y subir los impuestos. Justo lo contrario de lo prometido en campaña electoral. Si entonces se decía que bajar los impuestos incentivaba la actividad económica, ¿qué va a pasar ahora, que aumentará la recesión?

Éste es el peor escenario posible para un Alberto Fabra que se las prometía muy felices con Mariano Rajoy en La Moncloa. Según sus previsiones, el presidente le abonaría los 8.300 millones de deuda histórica de la Comunidad y aumentaría la financiación autonómica, al reconocer que existe un millón más de valencianos censados a la hora de transferir fondos del Estado.

De todo eso, de momento, nanay. El Estado no solo no tiene ni un euro, sino que ha de apretar más las clavijas para adecuar el déficit a lo prometido a Merkel y Sarkozy. Además, en palabras del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, la culpa del desfase actual es de las comunidades autónomas. Toma ya.

Y es que si el Estado no tiene fondos, peor es el caso de nuestra Comunidad. Del informe anual del Síndic de Comptes, Rafael Vicente Queralt, se desprende que ni vendiendo todo su patrimonio la Generalitat podría responder ante sus acreedores.

¿Cómo hacer frente, pues, a las previsiones para 2012, al pago de la deuda y de los proveedores, a los gastos sociales comprometidos y a las inversiones imprescindibles?

Lo primero que peligra es el corredor mediterráneo, tan vital para nuestra economía y que sin la participación de la iniciativa privada parece hoy por hoy irrealizable.

En parecida dirección, en la de que sean los usuarios quienes paguen las infraestructuras, se encamina nuestro vecino Portugal, donde se ha establecido el peaje en autovías hasta ahora gratuitas.

Aquí, ¿cuándo y cómo podrá concluirse, por ejemplo, la llegada del AVE a Alicante y Castellón? Esa línea ferroviaria se ha mostrado muy útil en su itinerario entre Madrid y Valencia, pero no es todavía rentable, pese a sus tarifas elevadas, habiendo tenido menos pasajeros de los previstos y debiendo reducir el número de trenes.

En este temible 2012 que acaba de iniciarse no sólo peligran, por consiguiente, las inversiones a realizar sino que los recortes presupuestarios anunciados en su día por el Consell tendrán que ser aumentados, según muchos expertos.

“Es que el nivel de gasto público existente resulta tan insostenible —explica uno de ellos— que no sabes lo aliviado que me sentiría si cerrando los ojos desapareciese, por ejemplo, Canal Nou, ya que, por muchos ERE que se haga, la radiotelevisión pública seguirá siendo un pozo sin fondo”.

Y no es el único. “La Generalitat debería privatizar, si pudiese, casi todos sus proyectos faraónicos, y no sólo la Ciudad de la Luz, pero quizás ya sea tarde y todo ello resulte insuficiente para poder cumplir los presupuestos”.

Si esto no puede hacerse, ¿qué nos queda? Hay quien apunta que, por doloroso que sea, habría que adoptar medidas como las del catalán Artur Mas: pago por receta, tasa turística, céntimo sanitario,…

“Pues peor van a ser las subidas de impuestos del Gobierno central y peor aún el recortar prestaciones sociales imprescindibles, pero es que el horno no está para bollos”.

Y es que tras creernos durante años que vivíamos en el mejor de los mundos posibles, como decía hasta hace sólo unos meses Francisco Camps, el recién nacido 2012 va a ser el primero de varios años seguidos en someternos a una ducha de fría realidad.

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