domingo, 29 de enero de 2012

No tenemos líderes

“Quiérase o no —me dice un alto cargo del PP valenciano—, Paco Camps es el último gran líder que ha tenido esta Comunidad. Después de él sólo queda el vacío”.

Según su análisis, el gran problema de Alberto Fabra no consiste en haber cambiado de raíz la política de su predecesor, sino haberlo hecho sin crear antes un equipo propio. “No sólo no ha sabido conectar con los pesos pesados del partido —Rita Barberá, Alfonso Rus, Rafael Blasco,…—, sino que los ha puesto en su contra, al ir por libre. De hecho, el presidente está totalmente solo”.

No se trata, por consiguiente, tanto del rumbo político que ha tomado —inevitable, por otra parte, dado el descalabro económico de la Comunidad Valenciana—, como de la falta de empatía, carácter, liderazgo o como quiera que se le llame a la capacidad de unir voluntades con un mismo objetivo.

Eso no quiere decir que la vuelta de Camps sea posible, por supuesto: sólo añade una dificultad más en el espinoso y largo camino de la recuperación económica y moral de nuestra sociedad.

La ausencia de un líder incontestado tampoco es exclusiva del PP. El todavía segundo partido de la Comunidad, el PSPV/PSOE, no es que no tenga un líder, sino que a la visible falta de autoridad del inédito Jorge Alarte, se suma la pléyade de outsiders que, más que a sucederle en su inanidad, parecen aspirar a trozos cada vez más menguantes de la otrora fecunda herencia socialista. ¿O es que inspiran algún entusiasmo las candidaturas de Ximo Puig, Francesc Romeu, Manolo Mata y ahora la del ex alcalde Gandía José Manuel Orengo?


Líder, lo que se dice un líder, no parece ser ninguno de ellos.


“Pero tampoco hay liderazgo alguno hoy día en la sociedad civil, los dirigentes empresariales, el mundo financiero,…”, comenta un experto analista de los grupos sociales, preocupado desde hace tiempo por la pérdida de influencia de la Comunidad en los asuntos españoles.

Para darle la razón, ahí tenemos el desmoronamiento de nuestras cajas y bancos, con un José Luis Olivas que no está ni se le espera, la falta de peso en la CEOE de la patronal valenciana que preside José Vicente González, el declive de instituciones como la Feria bajo la batuta de Alberto Catalá o la marcha de la Comunidad Valenciana de empresas clásicas como Air Nostrum, de Javier Serratosa.

A pesar de todo ello, ¿aún queda alguien en nuestro entorno que tenga ideas claras, influencia social y capacidad de motivar al personal?


Otro conocedor de los intríngulis del mundo empresarial se atreve a dar su opinión: “Ése sería, sin duda, Juan Roig, aunque al dueño de Mercadona le gusta hacer las cosas siempre de tapadillo, mediante personas interpuestas”.


De creer su explicación, el habría estado detrás del reciente nombramiento de Francisco Pons como vicepresidente de Bankia y de Máximo Buch como conseller de Economía en sustitución del inédito Enrique Verdeguer. Incluso, habría estado promocionando en los últimos tiempos al alcalde de Paterna, Lorenzo Agustí, en una operación a largo plazo aún por ver.

En cualquier caso, como dice el analista que destapa estas presuntas movidas, “la gente que no tiene la ratificación política de las urnas no puede ejercer legítimamente ninguna operación de liderazgo”.


En ésas estamos, por consiguiente: en una absoluta orfandad de líderes capaces de enseñarnos el rumbo correcto e inspirarnos la confianza suficiente para embarcarnos con ellos hacia un destino mejor.

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