jueves, 20 de enero de 2011

Menos mujeres influyentes

Me refiero a que, para mi decepción, hay menos mujeres influyentes en la Comunidad Valenciana de las que tendría que haber, según se desprende del listado elaborado por EL MUNDO.

El que a estas alturas aún se esté escudriñando qué féminas, cuántas son y cuál es su importancia en la sociedad evidencia lo excepcional de un fenómeno que hoy día debería ser tan natural como la vida misma.

Mi segunda frustración se debe al escaso peso femenino en el mundo económico y empresarial. Sólo Agnés Noguera, Rosa Lladró y Dolores Amorós figuran entre las 25 primeras de la lista. La causa de ello seguramente radica en una “sociedad civil apagada por el fogonazo político y mediático”, como bien explica Xavier Borrás, autor del reportaje del periódico.

Me temo, sin embargo, que la debilidad de nuestra sociedad civil no distingue de sexos ya que, por desgracia, la relación de valencianos influyentes en la sociedad española también es menguada y, lo que es peor, menguante día a día.

En otros pagos, la presencia activa de mujeres en la vida económica ya es habitual. En el último ranking de la revista Forbes, entre las ocho féminas más influyentes del mundo figuran tres empresarias: las presidentas de Kraft, Pepsico y West pac.

También en la vecina Francia las mujeres no sólo mandan en la política —Segolène Royal y Martine Aubry se disputan la primacía en el Partido Socialista mientras que Marine Le Pen acaba de hacerse con las riendas de la extrema derecha— sino que siempre ha habido una larga tradición de empresarias, desde Cocó Chanel hasta Anne Lauvergeon, pasando por la escandalosa propietaria de L'Oreal, Lilianne Bettencourt.

Aquí, según mi modesto punto de vista, sólo brillan con resplandeciente luz propia Rita Barberá, Leire Pajín y Paula Sánchez de León, homologables con cualquier ilustre coetánea del ancho mundo. Otras valencianas de innegables méritos profesionales son las juristas Pilar de la Oliva, Teresa Gisbert y Carmen Llombart. Tras mostrar mi admiración por todas ellas y por las restantes del listado publicado el domingo, no me resisto a plantear dos últimas reflexiones.

Una es la fugacidad de muchos nombres de este tipo de rankings. Mientras la relación de hombres influyentes resulta más o menos estable en función de unos méritos que no dependen de los vaivenes políticos, en cambio esta lista de mujeres es muy diferente de la que se habría hecho hace cinco años y diferirá aun más dentro de otros cinco.

Esto me lleva a la segunda y más penosa consideración: la continuidad en el cargo de personas con puestos relevantes, como Nuria Romeral, Ana Botella o Milagrosa Martínez, por ejemplo, depende de terceros que, mírese por dónde, siempre son varones; en este caso, Francisco Camps y Jorge Alarte.

Comparto, finalmente, las atinadas reflexiones sobre la condición femenina hechas en estas páginas por dos mujeres para mí modélicas, como Alicia de Miguel y Carmen Alborch. Sólo quisiera añadir por mi parte tres notas: 1) mejor nos iría a todos con más mujeres marcándonos la pauta, 2) la sociedad civil valenciana aún deja mucho que desear y 3) espero que pronto no haya ya más listas porque vivamos en un mundo más justo e igualitario.

1 comentario:

  1. Gracias por este post Enrique, ojala lleguemos a ese mundo donde no haya ya más listas.

    Un beso

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