jueves, 6 de enero de 2011

Castellón, la cenicienta

La gente del entorno de José Joaquín Ripoll se suele quejar episódicamente de la marginación que padece la provincia de Alicante por parte del Consell. Pero no parece, a tenor de las cifras de inversión, que eso sea verdad.

Veamos: en Terra Mítica, el fastuoso y fallido proyecto de Eduardo Zaplana, se llevan gastados más de 200 millones de euros irrecuperables. Por otra parte, la Ciudad de la Luz, a la que su última directora, Elsa Martínez, intenta infructuosamente poner remedio, es otro pozo sin fondo: cada película que se rueda en sus estudios le cuesta un riñón a nuestras arcas públicas; y menos mal que allí se filman pocas, ya que las productoras prefieren las ventajas de localización y de precio que ofrece la plaza marroquí de Marrakech.

La verdadera cenicienta de las inversiones públicas de la Comunidad es Castellón. Y no se debe a que los procesos judiciales en que se halla incurso Carlos Fabra hayan atemperado su habitual beligerancia para reclamarlas, sino porque la crisis económica a la que ha afectado con más intensidad es a esta provincia. Mi colega Jesús Montesinos, conocedor y sufridor de los avatares castellonenses, me recordaba el otro día la superposición de la crisis industrial (cerámica), agrícola (cítricos) y terciaria (turismo). Un desastre, en suma.

No hace mucho, aún se pensaba en el megalómano proyecto de ocio Mundo Ilusión, pero, antes de que aumentase el posible cementerio de ladrillo sin ocupantes, el Consell de Francisco Camps tomó la oportuna medida de pararlo. Todavía pervive, sin embargo, el plan de una remota de Ciudad de las Lenguas, de aquí a cinco años, al frente de la cual se puso hace otros cinco al ex alcalde José Luis Gimeno. Ya se ve cuán lejos se fían las cosas en esta Comunidad. Pero, además, ¿para qué ese proyecto cuando Salamanca o Granada están mejor preparadas que nosotros para enseñar la lengua castellana?

De lo que se trata muchas veces es de enterrar montones de dinero en actividades de incierta rentabilidad. Eso también es aplicable al aeropuerto que se pretende inaugurar en La Plana antes de las elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo.

¿Es lógico un dispendio de más de 200 millones cuando 39 de los 48 aeropuertos españoles han tenido déficit en el último ejercicio? Entre ellos, recordemos, está el de Manises, con unas pérdidas operativas de 1,21 millones. Eso, sin contar con huelgas de controladores, pilotos, personal de tierra… y la cancelación de vuelos por las cenizas del volcán holandés. Sólo esto último supuso 248.000 euros más.

Me temo que al aeropuerto de Castellón le pase como al fantasmagórico de Ciudad Real, con capacidad para 2,5 millones de pasajeros pero sólo tres vuelos semanales de Ryanair y, además, subvencionados. En nuestro caso, como recordaba la Secretaria de Estado de Infraestructuras, Inmaculada Rodríguez Piñero, la empresa explotadora percibirá 6 euros por cada pasajero de menos de los 600.000 anuales, con lo que la broma nos puede salir por un pico.

Deben existir, pues, formas menos espectaculares pero sí más útiles de usar el dinero de todos los valencianos. Y mientras el Consell no dé con ellas, Castellón, lamentablemente, seguirá siendo la cenicienta de un cuento que, de momento, no tiene final feliz.

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