sábado, 3 de abril de 2010

¿Ahorro sanitario?

Un representante de la industria farmacéutica dice que las medidas de la Administración para ahorrar 1.500 millones en gastos sanitarios conllevará la pérdida de 500 puestos de trabajo. Este tipo de argumentos a mí me dejan frío. Mejor dicho: me conturba el que se antepongan intereses de grupo al beneficio de la sociedad en su conjunto. Es como si los plantadores de tabaco se quejasen por las normas preventivas del tabaquismo o los fabricantes de armas por la prohibición de su venta libre a los particulares.

Lo importante, en el tema de la salud, es luchar contra el derroche sanitario que estimula además la corruptela, al recetar el médico determinados fármacos, o el descontrol de muchas recetas que hasta se revenden en el mercado negro. Tal cual.

En cualquier caso, qué quieren que les diga, las decisiones tomadas para el ahorro de nuestro sistema de salud me parecen pacatas y hasta ridículas. Lo resolutivo sería acabar con esos botiquines caseros en los que almacenamos todo tipo de medicamentos, muchos de ellos caducados. Sólo con reducirlos a la mitad se economizaría mucho más que esos magros 1.500 millones. Y, de paso, evitaríamos muchos problemas producidos por la automedicación, con el nuevo coste sanitario que generan.

Y es que nos hemos creído que la asistencia pública de este país es un maná ilimitado, en el que cualquier dolor justifica que se haga un TAC o una resonancia magnética, cualquier indisposición justifica que se use una ambulancia y cualquier petición de medicamentos merece que se rellene una receta. De seguir así, dentro de poco no llegará el 100% de nuestro PIB para atender el gasto sanitario. Eso, sin contar con los miles de extranjeros —muchos de ellos con el riñón forrado— que vienen a nuestro país exclusivamente para operarse y ser atendidos como príncipes con costosos tratamientos.

Por todo eso, pienso que nuestros políticos son unos cobardes, al plantear los recortes. Si se estableciese algún tipo de pago, siquiera simbólico, por cada acto médico, veríamos qué pronto desaparecerían las largas colas en las consultas y los verdaderos enfermos podrían ser atendidos muchísimo mejor.

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