jueves, 15 de abril de 2010

Las vergüenzas de los Ayuntamientos

El Gobierno ha dispuesto que la Administración pague en 30 días y no como ahora, en el que se retrasa como el mayor de los morosos. Ya me dirán, ya, dentro de un tiempo, cuando al Tesoro Público no le queden en sus arcas más que telarañas y los empresarios autónomos sigan anticipando al Estado un IVA que aún no han cobrado. Y lo que te rodaré, morena.

Es que una cosa es lo que se legisla y otra muy distinta lo que sucede en una realidad llena de artificios contables. Por ejemplo, con esa inversión pública adicional de 17.000 millones prometida por José Blanco y que no se contabilizará en los presupuestos del Estado hasta 2013, para que así dé tiempo a la reducción en tres años de la galopante deuda pública prometida por Rodríguez Zapatero a la UE.

Gracias al anticipo por las empresas privadas del dinero a invertir, se enmascara el aumento del déficit. Es lo mismo que se hace con la existencia de esos 5.000 entes públicos hacia los que el Estado, comunidades autónomas y municipios centrifugan muchas de sus deudas para que así no figuren en las cuentas de dichas instituciones. Semejante práctica, pero a lo bestia, es lo que ha venido haciendo Grecia y que le ha llevado al borde de la suspensión de pagos. No quiero decir que aquí estemos a ese nivel, líbreme Dios. Pero, cuando las barbas de tu vecino veas pelar,… ya saben.

En medio de ese marasmo económico se hallan también los Ayuntamientos españoles que, con una deuda por vecino de 740 euros, no constituyen precisamente una excepción a la norma.
Ahora, pues, en pleno declive financiero, se deplora la falta de previsión de antaño y la lasitud municipal con unos constructores enriquecidos a su costa. Ahora, con la disminución de obras ciudadanas y de prestaciones sociales y el retraso de pagos a acreedores, se descubrirán unas vergüenzas públicas que estaban ahí pero que, ocultas por la aparente bonanza del pasado, se mostrarán con toda su cruel evidencia.

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