domingo, 5 de febrero de 2012

Matrimonio de pago

No entiendo las críticas a la propuesta de Ruiz-Gallardón de que los notarios puedan casar y descasar al personal, sin necesidad de que pase por el juzgado.


Menos lo comprendo, aun, si el argumento es que de esa forma los enlaces resultarán más caros, como si ahora fueran gratis las bodas y, sobre todo, algunos divorcios, que dejan a uno u otro de los cónyuges literalmente en cueros.

Además, para fastos y dispendios ya están las ceremonias religiosas. ¿O es que ya no recordamos el boato con que casó a su hija José María Aznar? Y, dado que su nombre está ahora tan en boga, ¿qué no decir del casorio de Iñaki Urdangarín con la infanta Cristina?


Pero no se trata aquí de realizar una casuística personal, sino de reivindicar el papel de los notarios, tan castigados también ellos por la infausta crisis económica. ¿Por qué habría de tener menos valor el contrato matrimonial ante un notario que ante un concejal del PSOE o del PP, pongo por caso? Más durabilidad tiene una compraventa inmobiliaria o una hipoteca y ya ven, ningún edil está legitimado para legalizarla.


Por otra parte, el matrimonio ya no es lo que era. Hoy día, un tercio de los españoles nacen fuera de esa institución y, lo más sintomático de todo, las parejas de hecho están equiparadas jurídicamente a las de derecho.


Así, pues, no me parece mal que se den facilidades al personal para casarse. Además, habida cuenta de lo poco que duran en la actualidad las uniones conyugales, resulta más rápido y más lógico pasar por una notaría que por esos juzgados colapsados por casos de corrupción y por miles de diversas querellas, muchas de ellas a cuál más pintoresca.

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