domingo, 21 de octubre de 2012

El "porno" Nacho Vidal


Cuando dejó de exhibirse en porretas, hace pocos años, Nacho Vidal estuvo a punto de que le dedicasen una calle en el pueblo de su infancia.

Ignoro por qué no cuajó la idea ni qué méritos encontraron en él sus promotores, aparte de los atributos viriles del profesional de la pornografía.

Que conste que no critico la actividad laboral del susodicho. Menos, incluso, en estos tiempos en los que uno se agarra a un trabajo como puede. Además, todos tenemos episodios oscuros en nuestras biografías. En la mía, el haber escrito pies de foto en la revista Private, fundada por el sueco Berth Milton, máximo exponente del sexo duro y explícito. Ya ven.

Aun así, sigo sin entender que un actor pornográfico se haya convertido en paradigma social como para que le dediquen una calle. ¡Con lo que les cuesta conseguirlo a científicos, investigadores, médicos y demás benefactores de la sociedad!

Claro que, según una encuesta, los españoles somos los ciudadanos que menos nombres conocen de gente dedicada a la ciencia y a otros menesteres igual de nobles. En cambio, sabemos todo de los participantes en Gran Hermano y demás bazofia televisiva.

Aun así, creía que tras su detención por la operación Emperador, de blanqueo de dinero, Nacho Vidal perdería su aureola de personaje mítico. “Quiá —me ha disuadido un amigo—. Para ser famoso y admirado en este país, cuanto más golfo, mejor. Desde chorizos como El Dioni o Luis Roldán en su día, hasta los actuales saqueadores de las cajas de ahorro, todos viven tan ricamente y con el riñón forrado”.

Pues qué bien.

 

 

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