jueves, 16 de diciembre de 2010

Más fieles, pero menos competentes

La reflexión no es mía, sino del socialista Joaquín Leguina: la mayor cualidad que exigen los líderes políticos a sus parlamentarios es la obediencia, mucho antes que la competencia. Con otras palabras ha venido a ratificarlo el presidente del Congreso, José Bono: para figurar en las listas –ha dicho– resulta “más eficaz ser amigo de Soraya Sáenz de Santamaría o de José Blanco” que de los ciudadanos a los que tienen que representar.

En esa tesitura de confeccionar las listas electorales autonómicas andan metidos ahora los partidos políticos de nuestra Comunidad.

Las de algunos, como el Bloc, pueden resultar irrelevantes si, como anticipan las encuestas, queda fuera de Las Corts. “El radicalismo de Mónica Oltra y Mireia Mollá, las figuras más visibles del Compromís en esta legislatura –me explica un analista–, ha perjudicado enormemente al nacionalismo más moderado de Enric Morera”.

Lo importante es lo que pueda pasar en el PP y el PSPV-PSOE, los dos grandes partidos de la Comunidad. En el primero, lo holgado de su representación, permitirá que Francisco Camps premie la fidelidad de un grupo al que Rafael Blasco ha controlado con mano de hierro y que, según su portavoz, ha demostrado tener “una gran agenda de actuaciones” y ha elaborado “muchas iniciativas” parlamentarias.

Aun así, habrá margen para nuevas incorporaciones, no sólo por el mayor número de escaños que le vaticinan los sondeos electorales, sino por la desaparición de algunos desafectos, como Gema Amor –“alguien que ni siquiera aplaude a su presidente”, como le reprocha una compañera de bancada– o el imprudente Vicente Parra, y del amortizado Luis Díez Alperi, quien sería sustituido por la actual alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. También dejarían un hueco en Las Corts Salvador Cortés y Rafael Ferraro, por el único delito de tener 66 años el primero y 68 el segundo.

Estas bajas harían sitio, probablemente, para algunos consellers que cesarían y que según las quinielas serían Trini Miró, Belén Juste y Mario Flores. Como se puede apreciar con todo esto, no se trata de elegir a los mejores, sino de rehacer las listas según fidelidades y afinidades con el líder del partido.

Tal estrategia aún resulta más evidente en el caso del PSPV-PSOE, donde las malas previsiones electorales reducirían su margen de maniobra.

El secretario general del partido, Jorge Alarte, se encuentra ante el dilema de colocar en Las Corts a personas afines, como Carmen Martínez, y a él mismo, y “no dejar a nadie en la estacada”, como ha anunciado en público y en privado. Semejante cuadratura del círculo resulta complicada, pues, a pesar del hermetismo con que maneja el asunto –“este es uno de los secretos mejor guardados del partido”, me dicen en el entorno de Alarte–, se sabe que piensa mantener a gente de su cuerda, como Ángel Luna, Francisco Signes, Carmen Ninet, Clara Tirado y Marisa Lloret. Por otra parte, es rehén de los pactos con Joan Lerma y Ximo Puig, por lo que al final sólo quedarían fuera del hemiciclo “quienes no hagan los deberes”, así como el anterior secretario general, Joan Ignasi Pla, para quien se busca un puesto en el Consell Consultiú, imposible a fecha de hoy por la oposición del PP a todo tipo de acuerdo.

Como se aprecia en este somero repaso, al que seguirán otros análisis más precisos sobre la idoneidad o no de los candidatos, en el momento de confeccionarse las listas de diputados prima con claridad la conveniencia partidista sobre los intereses generales de los ciudadanos.

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