jueves, 3 de abril de 2014

Robar a los pobres



El presidente de los médicos españoles, Rodríguez Sendín, se lo ha puesto a huevo al Gobierno para que siga estrujando a los ciudadanos al proponer que se multe por la utilización indebida de la asistencia médica: una vez más, que se rasquen el bolsillo los usuarios, como con el copago y otras fechorías.
¿Por qué nuestro hombre no ha propuesto, en cambio, que se persiga el soborno de los médicos por las compañías farmacéuticas o se castigue a los directivos sanitarios que infrautilizan costosísimos materiales hospitalarios o descuidan su mantenimiento en perjuicio del contribuyente?
Nos encontramos al revés que en la mitología romántica, en la que nobles salteadores de caminos, como Robin Hood o Dick Turpin, robaban a los ricos para dárselo a los pobres. Ahora son las instituciones quienes asaltan a los pobres para dárselo, por ejemplo, a unos consejeros de bancos y cajas de ahorros que los han estafado con participaciones preferentes o deuda subordinada. Asimismo, el creciente desfase de la sanidad pública se atribuye a los enfermos y no a unos gestores de la cosa pública ineficaces e imprevisores.
Reconozco, no obstante, que es más fácil robar a los pobres que a los ricos. Éstos, para proteger sus bienes, ya no necesitan, como antaño, tener a su lado pesadas cajas fuertes de complejas estructuras. Ahora poseen SICAVs y otros instrumentos financieros y quienes guardan sus tesoros lo hacen en paraísos fiscales, con cuentas cifradas, limpias de polvo y paja.
Así no hay manera. Lo peor de todo es que hasta los modosos funcionarios de antes, como Cristóbal Montoro, se han apuntado a la moda de esquilmar a los pobres, ideando nuevas figuras tributarias, mientras que amnistían periódicamente a los que se llevan su dinero a Suiza.
¡Si Robin Hood y Dick Turpin levantasen la cabeza!   

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