jueves, 13 de febrero de 2014

¿Justicia? universal



Sí que sería bueno, sí, que todos los hijos de puta de este mundo fuesen juzgados y condenados por los tribunales de Justicia, aunque éstos sean españoles, a falta de otros más cualificados y competentes.
Pero ya me dirán cómo. Nuestros magistrados no dan abasto para juzgar los delitos y crímenes de este país, con sumarios cuya instrucción se dilata años y años y con encausados que deben ser puestos en libertad al acabarse su período de prisión preventiva.
¡Cuántos casos prescriben y cuántos imputados se libran así del brazo de la ley! A fecha de hoy, por ejemplo, tenemos clamando justicia a decenas de miles de afectados por las obligaciones preferentes, mientras que los culpables andan por ahí tan ricamente, nunca mejor dicho.
¿Y qué decir de la corrupción política, de la que apenas si se han entrevisto algunos pliegues de la trama? Ahora, para nuestra vergüenza, empiezan a investigarse casos de hace una decena de años, con algunos culpables fallecidos y otros al margen ya de cualquier responsabilidad penal.
En este contexto, ¿parece de recibo juzgar al ex presidente chino Jiang Zemin y otros líderes mundiales? En la obvia imposibilidad que tal cosa llegue a suceder, parece que los partidos políticos que la promueven lo hagan más por quedar bien e incomodar al Gobierno español de turno, poniéndolo internacionalmente en ridículo, que para hacer justicia.
Ya existen, en Europa y en el mundo, tribunales internacionales de Justicia. Si queremos hacerlos más eficaces y que no queden impunes los malvados del ancho mundo, lo adecuado sería dotarlos de más medios materiales y humanos, que España ofreciese más recursos económicos y de personal para juzgar a todo quisque. ¡Pero que lo intenten hacer los tribunales nacionales, estancados como están en dar satisfacción a sus propios ciudadanos…!
Una vez más, está visto que una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo.


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