sábado, 13 de febrero de 2010

¿A quién ha convencido ZP?

Tras la tregua del Financial Times y de la agencia Moody’s, Rodríguez Zapatero saca pecho y hasta promete ayudar a Grecia. Por dinero que no quede, dice el recordman del paro en Europa, quien en vez de crear empleo acuerda prolongar el subsidio a los parados.
A mí, en cambio, como a Paul Krugman, el Nobel de Economía afín a ZP, me parece que vamos hacia una larga deflación con un insostenible desempleo del 20%. Lo demás es pura fe del carbonero.

Se puede creer, porque sí, que reduciremos el déficit público de unos presupuestos más falsos que Caín, con el 80% del gasto ya asignado a irrenunciables temas sociales. También, que disminuirá el paro cuando por el contrario crecen los salarios, el Gobierno se arruga ante la edad de jubilación, no reforma el mercado laboral para que se pueda repartir mejor el trabajo ni incentiva a los empleadores en vez de sufragar el desempleo.
Eso es lo opuesto a lo que ocurre en Estados Unidos, donde se ha digerido la burbuja inmobiliaria al depreciarse el ladrillo un 50%, manteniéndose así el nivel de compraventa y el movimiento de dinero y saneándose de paso los activos financieros. Aquí, las Cajas mantienen unos balances sobrevalorados, se resisten a fusiones intercomunitarias, están entrampadas hasta el cuello con las instituciones en vez de con los particulares y aspiran al dinero público para mantener el statu quo de sus directivos.
Enumerar la cantidad de tareas pendientes no cabe en esta cuartilla. A lo mejor, sí que lograremos reducir el déficit y la deuda, pero crecer económicamente, crear empleo y recuperar el bienestar perdido es otro cantar bien distinto y mucho más lejano.

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